Hola ¿Cómo estas?
Nadie nos enseñó a cómo vivir una pandemia, y por el verano parecía lejana la idea de estar encerrados en casa. Después de tantos días, y tocando los talones a Diciembre es momento de salir de la cueva. Decirle adiós al pijama y desempolvar los jeans guardados.
Eso pensé hace meses, después de darle tantas vueltas a mis pensamientos, mi pila de papeles acumulados con ideas que pedían a gritos ponerse en acción.
El tiempo en cuarentena me develó la fotógrafa que estoy destinada a ser. Que seguir patrones o modas no es mi estilo. Y que mi negocio es un ser viviente como yo. Por eso no tiene miedo de cambiar tantas veces, quizás sea en esos cambios donde realmente encuentre mi ¿Por qué? mi ¿para qué?
De dónde vengo aprendí a no tener, a esperar y a transformar como los alquimistas cafés con leches en sabrosas patas de pollo. Eso hizo que sea maleable, que sepa disfrutar de los días buenos como los malos. Que siempre, siempre pero siempre cuando una puerta se cierra otra se abre.
Soy de las que ve algo positivo, aunque el barco se hunda, el mundo se paralice o las promesas se rompan.
Cómo dice Liz en la película de Comer rezar y amar (una de mis películas preferidas) “Las ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación. Incluso en esta ciudad eterna, el Augusteum me ha enseñado que debemos estar siempre preparados para infinitas oleadas de transformación”
Acá estoy empapada de olas, mar y sal. Sin saber nadar.
Llega Septiembre y se siente el olor a cambio, la primavera se asoma y los valientes cerezos empiezan a florecer. Todo indica que vamos camino a un nuevo comienzo.
Espero que te sumes a esta nueva etapa que surge de mi pasión por la fotografía, mi sueño de ser periodista, el placer de escuchar historias y mirar fotos de álbumes familiares.
Gracias a todas las mamás que me acompañan desde hace 10 años. Si querés saber más sobre la nueva propuesta lee
SERVICIO ORGANIZACIÓN DE FOTOS
ABRAZO ANITA!